Empecemos derribando un mito peligroso: tener la propiedad no es lo mismo que tener la morada. Puedes ser el dueño de diez pisos, tener las escrituras de todos y pagar religiosamente el IBI. Pero eso solo te convierte en propietario, no en morador. Para la ley y para la policía, la diferencia entre domicilio y residencia es abismal, y entenderla puede ser la diferencia entre recuperar tu casa en 24 horas o perderla durante dos años en un proceso judicial.

Si quieres profundizar en este punto, en este blog explicamos en detalle por qué documentos como las escrituras, el empadronamiento o las facturas no son suficientes para acreditar la residencia efectiva ante un conflicto legal.

Según los criterios legales de vivienda en España, el domicilio es el espacio físico donde desarrollas tu vida privada e íntima (esto incluye tu casa en la playa o la casa del pueblo). Es donde duermes, donde tienes tu cepillo de dientes, donde guardas tu ropa de invierno y donde, en definitiva, reside tu intimidad. La ley protege la intimidad, no los ladrillos. Por eso, cuando surge un conflicto, la pregunta del millón que te hará el juez o la policía no es "¿De quién es esta casa?", sino "¿Quién vive aquí realmente?".

El gran obstáculo para demostrar domicilio es que la mayoría de documentos tradicionales son "fotos fijas" del pasado. Una escritura dice que compraste la casa en 2010. Un padrón dice que te registraste en 2015. Pero, ¿qué prueba que anoche dormiste allí? ¿Qué prueba tienes de que esa vivienda tiene un uso real HOY?.

La ley protege la morada tanto si se trata de una vivienda habitual como de una residencia ocasional o eventual, siempre que pueda acreditarse un uso real y legítimo.

Aquí es donde la mayoría de la gente cae en la trampa de los "falsos amigos". Piensan: "Bueno, tengo las facturas de la luz y el agua. Con eso vale para justificar residencia, ¿no?". La respuesta corta es que probablemente no sea suficiente si la otra parte sabe lo que hace. Vamos a analizar por qué estos documentos fallan:

• El mito del empadronamiento: El empadronamiento es un registro administrativo. Es una declaración de intenciones que dice dónde dijiste que ibas a vivir. Pero en España, el padrón no constituye prueba plena de residencia efectiva. Hay gente empadronada en casa de sus padres donde no vive desde hace diez años. Un juez lo sabe. Un policía lo sabe.

• Las Facturas de Suministros (Luz, Agua, Gas): Las facturas de vivienda demuestran consumo, pero tienen un problema grave de periodicidad. ¿Demuestra una factura bimestral que estabas allí la semana pasada? No necesariamente.

• La falta de "Evidencias de Actividad": Lo que las autoridades buscan son evidencias de actividad recientes. Buscan rastro de vida. Buscan la huella digital y física que dejamos al habitar un espacio.
  
  

Si no puedes aportar una prueba de uso real e inmediato, tu residencia habitual en España puede ser considerada legalmente como un inmueble vacío. Y amigo, las protecciones legales para una casa "vacía" son infinitamente menores que para una morada. Necesitas una documentación legal que no sea estática, sino dinámica; una prueba que diga: "Esta persona vive aquí, y lo puedo demostrar con datos verificados de ayer mismo".